Uno de los problemas principales de los ayuntamientos es la gestión de las basuras y de los excrementos caninos. Este problema va directamente relacionado con la educación y urbanidad de los habitantes que, por muchas medidas que se impongan, si no hay una concienciación personal e individual, todo llevará mucho más tiempo y costará más dinero a todos.
Para hacer estas cosas creamos Vecinos por Torrelones: la recuperación del Cordel de Hoyo
Las fotos del antes y el después del Cordel de Hoyo dan cuenta de cómo se ha transformado un polvoriento y ancho camino en un espacio natural, en un espacio público para el disfrute de los vecinos de Torrelodones. Como decían los arquitectos que han diseñado el cambio “el cordel es ya un espacio donde, los niños y niñas pueden correr y montar en bici; saltar y trepar grandes piedras; tocar el agua, hacer barro, construir cabañas, encontrar minerales, disfrutar del olor de las plantas, esconderse tras retamas y zarzales…, jugar y disfrutar del paisaje”.
En Torrelodones, deja el coche en casa, camina y respira limpio
Estamos inmersos en la cultura del coche. Más que un medio se ha convertido en una finalidad en sí mismo y en protagonista de nuestros medios urbanos. En la medida en que el vehículo privado es considerado un bien de prestigio social, su empleo excede las necesidades reales de desplazamiento. Proponer restarle espacio en favor de las personas que van a pie o en bicicleta puede parecer que es ir contracorriente. Sin embargo, estamos convencidos de la necesidad de avanzar en esa dirección para mejorar nuestra calidad de vida y lograr una ocupación más racional del suelo disponible y, en definitiva, una configuración urbana más amable con el conjunto de sus habitantes. En los países del norte de Europa la cultura del coche es ya agua pasada y sus medios urbanos son más agradables. Cabe recordar que la Carta de los Derechos del Peatón, adoptada por el Parlamento Europeo en octubre de 1988, declara en sus dos primeros principios que: 1) el peatón tiene derecho a vivir en un entorno sano y a disfrutar libremente de los espacios públicos en condiciones que garanticen adecuadamente su bienestar físico y psicológico; y 2) el peatón tiene derecho a vivir en lugares (urbanos o rurales) pensados para las necesidades de las personas y no para las de los vehículos, y a disponer de dotaciones a distancias que pueda recorrer andando o en bicicleta.