La pasada semana, el Presidente del Gobierno español declaró (curiosamente en Panamá, sin duda, el lugar más cercano para dirigirse a los españoles) que “una de las prioridades es la regeneración democrática” e invocó a “un esfuerzo entre todos para corregir errores en el funcionamiento de nuestras instituciones”. Como viene siendo habitual, las medidas anunciadas carecen de concreción y parecen más “globos sonda” que propuestas firmes y concretas. Es más, sorprende que algo que se califica como “prioritario” se deje para septiembre.
Un poco de historia (curiosa) sobre el centro de pádel de Torrelodones
Menudo revuelo se produjo la semana pasada con el rumor del cierre del centro de pádel de Torrelodones, Pádel People. Bulos malintencionados y sospechosos. Esta es la curiosa historia…
Cuando el PP propuso, durante la pasada legislatura, la creación de un centro de pádel en Torrelodones mediante concesión, apoyamos la iniciativa porque la instalación nos parecía importante y necesaria pero, en ese mismo pleno, aconsejamos el cambio de ubicación. Dicha sugerencia no se tuvo en cuenta y el concurso se licitó y adjudicó tal y como estaba planteado desde el principio antes de que Vecinos por Torrelodones llegara a la Alcaldía.
Ladrones de sueños
En los dos últimos plenos (el de presupuestos y el de la cuestión de confianza) hemos tenido ocasión de contemplar en acción a los portavoces de Actúa y PP.
Rubén Díaz (por Actúa) nos ofreció una crítica desmedida, deslavazada, plagada de informaciones falsas o erróneas, de titubeos, más llevada por sus deseos de derribar al gobierno que por los argumentos esgrimidos. Su falta de claridad en la exposición de motivos obligó al portavoz del Grupo Popular a aclarar lo que decía o lo que había querido decir. El mismo portavoz que le da permiso para hablar con el alcalde de Hoyo de Manzanares, según dijo en uno de los plenos. No es otro que el mismísimo señor Laorden, siempre superándose a si mismo con un estilo retórico muy personal, plagado de banalidades solemnes y frases tan pretenciosas como vacías. Cuanto más retorcida es la retórica, más cuestionable es la verdad y menos íntegro el orador.