Una visión muy arcaica de las administraciones públicas nos podría llevar a pensar que su única responsabilidad es ejercer aquellas obligaciones legalmente fijadas en su ámbito competencial y hacerlo de una forma eficaz y eficiente. Sin embargo, ese planteamiento tan básico ha quedado atrás. La responsabilidad social de las administraciones es realmente una ampliación conceptual hacia el sector público de lo que ha sido la responsabilidad social corporativa (RSC) de las empresas. Su aplicación supone una redefinición de las relaciones de cualquier administración con los grupos de interés, internos y externos, en las cuatro dimensiones de la sostenibilidad: económica, social, ambiental e institucional, esta última materializada en los conceptos de transparencia y buen gobierno. Este nuevo marco supone importantes cambios no solo en las políticas, sino en las forma de llevarlas a la práctica.
Estar informado para actuar de forma responsable
Estar informado para actuar de forma responsable. Resulta muy habitual escuchar en todos los medios y en todas las conversaciones lo valioso e importante que es estar informado. Pero realmente, alguna vez nos hemos preguntado ¿Por qué es tan importante estarlo?
Vivimos insertos en un «mundo lleno de información», mucho más de lo que lo hemos estado nunca; por lo cual es fundamental que estemos en pleno contacto con las fuentes que emiten información como la televisión, los diarios, la radio y muy especialmente internet, entre otros. Esto nos permitirá forjarnos un criterio claro y preciso de la sociedad y del mundo en el que vivimos, y así opinar con fundamento y actuar responsablemente.
De dónde venimos, quiénes somos, a dónde vamos
De dónde venimos
Un buen día, junto a un bosque de encinas y enebros que querían hacer desaparecer, comenzó nuestro camino. Un camino nuevo sin un final conocido. La historia de Vecinos por Torrelodones, que acaba de cumplir diez años, es una pequeña gran historia; una historia construida pieza a pieza con una sucesión continua e imparable de pequeños milagros. Nos unía una fuerza imparable por cambiar todo lo que nos había lastrado, para parar los pelotazos urbanísticos y abusos de poder y con la finalidad de deshacer el sistema clientelar establecido que todavía hoy algunos añoran. Creímos necesario implicarnos en un proyecto colectivo en el que todos colaborásemos. Partimos a pie, para estar cerca de todo lo que encontráramos a nuestro paso, para oler las cosas, palparlas, observarlas, comprenderlas y quererlas. Se trataba de un camino incierto, difícil y tortuoso, donde no han faltado obstáculos, sinsabores y salteadores del camino, así como la feroz resistencia de los que hasta entonces disfrutaban del chiringuito.