No es fácil pasar de vecina anónima a vecina con cargo público. No son pocas las veces en las que escucho la misma pregunta: con lo tranquila que vivías antes, ¿te compensa este paso al frente, esta exposición continúa, esta pérdida de anonimato? Y, en más de una ocasión, me he encontrado parada pensando por unos instantes la respuesta. Porque… ¿realmente compensa?
Cumpliendo años; cumpliendo sueños; cumpliendo promesas.
Hace 10 años, 4 ¿valientes? ¿soñadores? ¿temerarios? decidieron dar un paso al frente y lanzarse a la arena política sin ser políticos y sin vocación de políticos. Se trataba de frenar uno de los miles de millones de desmanes urbanísticos con el que Torrelodones venia escribiendo su historia. Los 4 magníficos, apoyados por sus familias y amigos más cercanos, abanderaron una nueva forma de hacer las cosas: implicarse. Y tanto tanto se implicaron que dieron forma a un partido político llamado Vecinos por Torrelodones con el máximo objetivo de demostrar que otra forma de hacer política era posible.
Las palabras, también en política
No hay palabra que tenga mayor significado que la palabra ‘palabra’. “Todo está en la palabra” decía Pablo Neruda (“persigo las palabras… son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema”). La palabra lo dice todo. Con ellas podemos hacer infinitas combinaciones y mediante ellas podemos expresar casi cualquier cosa, sentimiento o emoción. Los pensamientos precisan también apoyarse en las palabras. La expresión “no puede expresarse con palabras” requiere al menos cinco palabras, y cuando decimos “no tengo palabras”, la realidad es que tenemos por lo menos tres.