Los seres humanos tendemos a encasillarnos dentro de unas coordenadas que marcan las reglas de nuestro comportamiento. Esto nos empuja a ser como nuestros vecinos y a comportarnos según patrones basados en la imitación de los que consideramos ‘los nuestros’. Por eso, creamos identidades colectivas, que pueden ser étnicas, nacionales, sociales, políticas, religiosas, deportivas, culturales o de otro tipo. Individualmente somos inteligentes y, por tanto, podemos ser tolerantes e incluso bondadosos, pero colectivamente tendemos a hacernos algo cerriles e intolerantes. Tener unas señas de identidad del tipo que sea parece fundamental para orientarnos en un mundo lleno de incertidumbres. La identificación colectiva es un verdadero elemento de cohesión. Lo malo es cuando esas señas de identidad se utilizan para marcar diferencias y se constituyen en arma contra los diferentes (odiar lo ajeno como estímulo para amar lo propio).
La mala fama de los políticos
¿Por qué tienen los políticos tan mala fama?
Vivimos tiempos en los que, por diversos motivos, dedicarse a la política no está bien valorado. Es más, podría decirse justamente lo contrario. Y es lógico. La verdad es que ministros como Rodrigo Rato o Jaume Matas; senadores como Bárcenas o Ana Torme; diputados como Arístegui o Gómez de la Serna; presidentes de comunidades autónomas como Ignacio González o Pujol; alcaldes como Rita Barberá; presidentes de Diputaciones como Gabriel Amat; o presidentes de cajas de ahorro públicas como Hernández Moltó o Miguel Blesa…, entre los más de 3.000 cargos públicos imputados, investigados, procesados o condenados no ayuda mucho.
Estar informado para actuar de forma responsable
Estar informado para actuar de forma responsable. Resulta muy habitual escuchar en todos los medios y en todas las conversaciones lo valioso e importante que es estar informado. Pero realmente, alguna vez nos hemos preguntado ¿Por qué es tan importante estarlo?
Vivimos insertos en un «mundo lleno de información», mucho más de lo que lo hemos estado nunca; por lo cual es fundamental que estemos en pleno contacto con las fuentes que emiten información como la televisión, los diarios, la radio y muy especialmente internet, entre otros. Esto nos permitirá forjarnos un criterio claro y preciso de la sociedad y del mundo en el que vivimos, y así opinar con fundamento y actuar responsablemente.