Queridas y queridos,
os guste o no, los del Cine tenemos algo en común con los de Vecinos. Más allá del tópico del grito de la palabra «Acción», los que hacemos películas sabemos que instalarse en la queja solo sirve para ser cómplices de la destrucción. Y hay tanta destrucción alrededor… Tanta destrucción a gran escala pero también, y sobre todo, tanta destrucción en los pequeños detalles de nuestro día a día… Estar en acción, estar en marcha, usar las circunstancias dadas -sean las que sean- para saltar hacia adelante, para construir, es la única forma que tenemos de entender la vida. Los del Cine y los de Vecinos.
También tenemos en común unos y otros que no le debemos nada a nadie. Ni a Wert, ni a Actúa, ni a Laorden. Hemos hecho «Todas las mujeres» sin recibir un solo euro del estado, cosa que no pueden decir los que se llenan la boca llamando subvencionados a nuestro colectivo. Ellos, los que viven -íntegramente- del dinero público desde hace décadas, mienten y nos llaman subvencionados a nosotros, que rodamos las películas en nuestras casas, con nuestros amigos, con nuestras cámaras y nuestros ordenadores.
Yo tengo la suerte de pertenecer a los dos colectivos.
Todo esto es para daros las gracias por vuestros ánimos y por vuestras felicitaciones. En un país y en unos tiempos en que escasean las referencias, es muy fácil citar a Vecinos por Torrelodones cuando uno tiene ocasión. Además de ser un ejemplo de lo que hay que hacer, es la constatación de que se puede hacer.
Todo esto es también para deciros que, si cuando estaba allí arriba, vuestro nombre salió de mi boca fue porque vino directamente de mi corazón, sin pasar por el cerebro. Porque yo no llevaba pensado ningún discurso de agradecimiento.
Un abrazo grande,
Mariano
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